Hace unos días, paseando por mi red social favorita, Twitter, encontré a un amigo que, tras haberse sincerado con la chica que le gustaba, le habían confirmado sus sospechas de que no era correspondido. En los tuits el chico ponía cosas como que se arrepentía de habérselo dicho que es más feliz el que no sabe. Bueno pues no estoy de acuerdo.A ver, me explico, no penséis que soy tan cortante sin más.
Cuando alguien siente, llamemoslo amor, atracción, X... a gusto de todos vamos, es una presión muy fuerte, es algo que no puedes controlar, que nos hace perder el total control de nuestros pensamientos, nos lleva a pensar 80 veces diarias ( como mínimo) en esa persona, y, aún intentando evitarlo, un pensamiento te va a llevar a otro hasta acabar en esa persona. Que curiosa y cabrona puede llegar a ser nuestra mente. El caso es que cuando se siente algo así tienes dos opciones, la primera de ellas, nada halagüeña,sería no decir nada y la otra contarlo todo.
Esta duda, que terminamos planteando como existencial, nos termina causando un gran quebradero de cabeza; deshojamos miles de margaritas que no tienen la culpa de nuestras idas y venidas, y terminamos perdiendo la cabeza a falta de las horas de sueño que le dedicamos a esta disyuntiva. Hasta que al final elegimos.
Lo contamos. Nos la jugamos todas las manos en una sola carta. Esa carta que nos puede dar la victoria de nuestra vida, la que nos de más alegrías que penas, lo que hemos imaginado de tantas formas distintas. Aunque Cuando lo contamos nos la jugamos y podemos salir airosos también cabe la posibilidad de que esto que sentimos no sea correspondido, que se trate de algo unilateral, por lo que la respuesta nos puede hundir en la miseria.
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Pero, aún sabiendo lo dicho, soy partidaria de contarlo, porque si no lo haces se enquista, y no hay nada peor que ver como pasa el tiempo y preguntarte eso de "¿Qué habría pasado si...?" en mi humilde opinión, lo peor de todo es eso, arrepentirnos de no haber hecho lo posible por conseguir ser feliz, porque si esa persona es nuestra felicidad ¿Qué podemos perder? mejor dicho ¿Qué podemos ganar?
Así que aquí os dejo mi reflexión. Espero que, si alguien se encuentra en esta situación, le sirva de algo.
Os dejo una canción titulada "Las cosas que no pude responder"
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